El nuevo presidente reformista de Irán, Masoud Pezeshkian, pronuncia su primer discurso

Masoud Pezeshkian, primer ministro iraní ©Vahid Salemi/Copyright 2024 The AP. All rights reserved

El nuevo presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, ha pronunciado su primer discurso tras ganar la segunda vuelta de las elecciones del domingo.

"En estas elecciones no os he hecho falsas promesas. No he mentido", dijo Pezeshkian. "Han pasado muchos años desde la revolución en los que subimos al podio, hacemos promesas y no las cumplimos. Este es el mayor problema que tenemos".

Pezeshkian venció al partidario de la línea dura, Saeed Jalili, prometiendo tender la mano a Occidente y suavizar la aplicación de la ley sobre el velo obligatorio en el país, tras años de sanciones y protestas que han exprimido a la República Islámica.

En su campaña, Pezeshkian no ha prometido cambios radicales en la teocracia chiíta iraní y desde hace tiempo considera al líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, árbitro final de todos los asuntos de Estado del país.

Pero incluso los modestos objetivos de Pezeshkian se verán amenazados por un Gobierno iraní que sigue en manos de la línea dura, la actual guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza y el temor de Occidente a que Teherán enriquezca uranio hasta niveles cercanos al armamento y disponga de reservas suficientes para fabricar varias armas nucleares si lo desea.

Victoria sobe Jalili con un margen de 2,8 millones de votos

Un recuento de votos ofrecido por las autoridades situó a Pezeshkian como ganador con 16,3 millones de votos frente a los 13,5 millones de Jalili en las elecciones del viernes. En total, según el Ministerio del Interior iraní, 30 millones de personas votaron en unas elecciones celebradas sin observadores reconocidos internacionalmente, lo que representa una participación del 49,6%, superior al mínimo histórico de la primera vuelta del 28 de junio, pero inferior a la de otras elecciones presidenciales.

Los partidarios de Pezeshkian, cirujano cardiaco y legislador desde hace muchos años, salieron a las calles de Teherán y otras ciudades antes del amanecer para celebrar su ventaja sobre Jalili, un antiguo negociador nuclear de línea dura. Pezeshkian viajó después al mausoleo del difunto Gran Ayatolá Ruhollah Jomeini, líder de la Revolución Islámica de 1979, y se dirigió a los periodistas en un acto caótico.

Funcionarios del Gobierno, hasta el líder supremo, Jamenei, predijeron una mayor participación al iniciarse la votación, y la televisión estatal emitió imágenes de colas modestas en algunos centros electorales. Sin embargo, los vídeos difundidos en Internet mostraban algunas urnas vacías, mientras que en una encuesta realizada en varias docenas de centros de Teherán se observaba un tráfico ligero y una fuerte presencia de seguridad en las calles.

Las autoridades contabilizaron 607.575 votos nulos, que suelen ser una señal de protesta de quienes se sienten obligados a votar pero rechazan a ambos candidatos.

Jamenei elogió el sábado la participación a pesar de lo que denunció como una campaña de boicot "orquestada por los enemigos de la nación iraní para inducir a la desesperación y a un sentimiento de desesperanza."

"Me gustaría recomendar al Dr. Pezeshkian, presidente electo, que ponga su confianza en Dios, el Compasivo, y fije su visión en horizontes altos y brillantes", añadió Jamenei.

Los votantes expresaron un cauto optimismo: "No espero nada de él; me alegro de que la votación haya frenado a los partidarios de la línea dura", declaró Fatemeh Babaei, empleada de banca que votó a Pezeshkian. "Espero que Pezeshkian pueda devolver la administración a una forma en la que toda la gente pueda sentir que hay un mañana".

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