Alemania paraliza la venta prevista del negocio de turbinas de gas de Volkswagen a China

Una bandera nacional alemana ondea en un campo a las afueras de Fráncfort, Alemania, el miércoles 22 de mayo de 2024. (AP Photo/Michael Probst) ©Michael Probst/Copyright 2024 The AP. All rights reserved

La venta prevista del negocio alemán a la empresa estatal china CSIC Longjiang GH Gas Turbine Co se anunció en junio de 2023 a un precio no revelado, pero MAN Energy Solutions, una subsidiaria del Grupo Volkswagen, señaló el pasado mes de septiembre que el Gobierno estudiaría la operación con detalle.

La decisión llega en un momento de crecientes tensiones comerciales entre Europa y China, y se considera parte de la estrategia para impedir el acceso chino a tecnología sensible de la Unión Europea, especialmente la que podría utilizarse con fines militares o en materia de inteligencia artificial.

La venta ha sido vetada por el gabinete alemán, con la objeción del Ministerio de Defensa y el Ministerio de Asuntos Exteriores, debido a la preocupación por la seguridad de que esta tecnología de turbinas de gas podría utilizarse potencialmente en aviones de combate y drones, así como en buques de guerra.

El Ministerio de Economía del país europeo también ha recibido poderes adicionales para detener cualquier acuerdo entre Alemania y China que pueda tener un impacto cuestionable en la seguridad nacional, especialmente a medida que aumentan las tensiones entre las dos naciones. Normalmente se trata de acuerdos relacionados con infraestructuras o tecnología esenciales, en los que el Gobierno puede vetar incluso participaciones extranjeras de hasta el 10%.

La decisión supone una decepción para MAN Energy Solutions, que ha pasado varios meses intentando convencer al Gobierno alemán de que sus turbinas estaban diseñadas principalmente para fines civiles, como la generación de energía, la industria y los oleoductos, con muy poco valor militar o para buques de guerra.

Tras el fracaso del acuerdo, es probable que la empresa reestructure su negocio de turbinas y lo reposicione en el mercado.

¿Cómo podría afectar esta medida a la competitividad de Alemania en el mercado internacional?

Aunque la decisión de vigilar más de cerca los acuerdos comerciales y empresariales entre Alemania y China se ha tomado para proteger a las empresas y la tecnología alemanas, también podría poner en peligro las exportaciones del país o amenazar su competitividad en los mercados internacionales.

China es uno de los mayores socios comerciales de Alemania, que en 2022 importó de este país bienes por valor de unos 89.100 millones de dólares estadounidenses (unos 82.440 millones de euros), según el Observatorio de Complejidad Económica. Baterías eléctricas, ordenadores y equipos de radiodifusión constituyeron la mayor parte de las importaciones.

Por otro lado, Alemania exportó a China bienes por valor de unos 95.000 millones de dólares estadounidenses en 2022, siendo los medicamentos envasados, los automóviles y las piezas de vehículos de motor algunos de los artículos más exportados. Como tal, si Alemania decide reducir sus relaciones comerciales con China sin poder aumentar el comercio con otros socios, la operación podría ser potencialmente perjudicial para la posición exportadora del país.

Dado que la Unión Europea está estudiando la imposición de aranceles a los vehículos eléctricos procedentes de China para apoyar a los fabricantes de automóviles europeos, las autoridades chinas también han revelado que es probable que contraataquen y pongan aranceles a las importaciones de carne de cerdo, productos lácteos y artículos de lujo procedentes de la UE.

Además, los fabricantes alemanes de automóviles, como BMW, Mercedes-Benz y Audi, que tienen grandes plantas de producción en China, podrían correr el riesgo de perder sus numerosas ventajas, que actualmente incluyen terrenos más baratos, exenciones fiscales y un entorno normativo relativamente relajado.

En una rueda de prensa celebrada el jueves, el Ministerio de Asuntos Exteriores de China señaló que se oponía a la politización de la cooperación empresarial normal, y al establecimiento de "obstáculos artificiales".

Su portavoz, Mao Ning, añadió: "Debemos reforzar la cooperación económica y comercial sobre la base de los intereses comunes y las reglas del mercado, con un espíritu de beneficio mutuo y resultados satisfactorios para todos".

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